Parece mentira, que después de tantos años dejándote las manos y la espalda, en trabajar. Ni siquiera recuerdes cuando fué la última vez que dormiste bajo un techo. Y nisiquiera fué tuyo.
Tus grandes posesiones, tus zapatos, tus ganas y tu tiempo. No desesperes, no tengas prisa, la solitud te acompaña. Descansando bajo el sol de la mañana. Durmiendo al sol.
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